Estoy solo, y siento el encanto de la existencia en este lugar, creado para la dicha de almas como la mía. Parece que, sin poder dibujar ni una línea en este momento, nunca me he sentido un artista más grande que ahora. Aunque, pensándolo bien, ¿no es esto acaso un triunfo del espíritu nietzscheano? Como dijo Nietzsche, ser el superhombre es también saber estar solo con uno mismo, disfrutando de la propia compañía, sin lápices ni pinceles.

Érase un filósofo a un bigote pegado: Nietzsche

Me siento increíblemente feliz, mi querido amigo, tan absorto en la sensación exquisita de la mera existencia tranquila, que descuido mis talentos. Estoy en medio de un valle encantador, rodeado de vapor, con el sol en su cenit golpeando el follaje impenetrable de mis árboles, mientras unos pocos rayos furtivos se infiltran en mi santuario interior. Me lanzo entre la alta hierba junto al arroyo serpenteante; y, acostado cerca de la tierra, noto mil plantas desconocidas. Cuando escucho el zumbido del pequeño mundo entre los tallos y me familiarizo con las incontables formas indescriptibles de los insectos y las moscas, entonces siento la presencia del Todopoderoso, que nos formó a su imagen, y el aliento de ese amor universal que nos sostiene y nos envuelve en una eternidad de dicha.

En esos momentos, mi amigo, cuando la oscuridad cubre mis ojos y el cielo y la tierra parecen residir en mi alma y absorber su poder, como la forma de una amada, a menudo pienso con anhelo: ¡Oh, cómo desearía poder describir estas concepciones, plasmar en papel todo lo que vive tan pleno y cálido dentro de mí, para que pueda ser el espejo de mi alma, como mi alma es el espejo del infinito Dios!

Oh, mi amigo, pero es demasiado para mi fuerza; me hundo bajo el peso del esplendor de estas visiones. Una serenidad maravillosa ha tomado posesión de toda mi alma, como estas dulces mañanas de primavera que disfruto con todo mi corazón. Sigo solo, sintiendo el encanto de la existencia en este lugar, creado para almas en búsqueda de superación como la mía.

Me siento tan feliz, tan absorto en la exquisita sensación de la mera existencia tranquila, que descuido mis talentos artísticos. Y sin embargo, a pesar de mi incapacidad para dibujar en este momento, nunca me he sentido un artista más grande que ahora. Cuando el valle encantador se llena de vapor y el sol golpea el follaje de mis pensamientos, mientras solo algunos destellos de claridad se infiltran en mi santuario interior, me lanzo entre las ideas altas como si fueran hierba, y mientras yago cerca del suelo del pensamiento, mil teorías desconocidas son notadas por mí.