En el Land of Ooo, donde la realidad se mezcla con lo absurdo como en una pintura de Dalí, Finn el humano y su mejor amigo Jake el perro no solo exploran mazmorras y luchan contra monstruos, sino que también se sumergen en aventuras filosóficas dignas de un tratado de Platón… si Platón hubiera imaginado más espadas y hechizos.
La serie «Hora de Aventuras» es un lienzo sobre el cual se pintan cuestiones existenciales que harían a Sartre orgulloso, aunque con más colores y chistes de pedos. ¿Puede un robot como BMO experimentar amistad y amor? Este es un dilema que podría haber intrigado a Descartes, con su «pienso, luego existo». Pero en Ooo, es más como «juego videojuegos y tengo sentimientos, luego existo».
Finn, con su eterno optimismo, enfrenta dilemas morales que pondrían a Kant a sudar. En un episodio, debe decidir si es correcto sacrificar uno para salvar a muchos, un clásico dilema ético que Finn resuelve con un enfoque que combina la ética deontológica con el puro instinto de héroe. ¿Qué haría Nietzsche? Probablemente aplaudiría la voluntad de poder de Finn, siempre listo para imponer su moralidad a través de actos heroicos, pero siempre cuestionando y aprendiendo.
Jake, por otro lado, es un estudio de caso sobre el taoísmo en acción. Su capacidad para estirarse y transformarse en cualquier forma no solo es una habilidad genial, sino también una metáfora sobre la adaptabilidad y el fluir con el cosmos. Lao Tzu estaría encantado, y quizás un poco celoso, de cómo Jake literalmente se convierte en el camino.
Pero no podemos olvidar a la Princesa Bubblegum, cuyo reino de Candy Kingdom podría ser un experimento utópico sacado de las páginas de Thomas More. Con su enfoque científico y dictatorial (dulcemente dictatorial, eso sí) para la gestión, Bubblegum explora los límites de la ética científica y el gobierno, planteando la pregunta: ¿Es el control y la manipulación justificables en nombre del mayor bien?
«Hora de Aventuras» demuestra que la filosofía no tiene por qué ser solemne ni estar confinada a los libros polvorientos de la academia. Puede ser una exploración vibrante y hilarante de ideas, personajes y mundos que nos desafían a pensar más profundamente mientras estamos recostados en el sofá, quizás comiendo algo de helado, y definitivamente usando calcetines cómicos.
La próxima vez que veas a Finn y Jake en una de sus alocadas aventuras, recuerda que entre las risas y las peleas épicas, se están enfrentando a preguntas que han perseguido a los filósofos durante milenios. Y lo hacen con una sonrisa, un sombrero impresionante y, por supuesto, la compañía de amigos que hacen que cualquier odisea filosófica valga la pena.